La última matanza en una escuela de Florida obliga a reflexionar sobre la posesión de armas en Estados Unidos.
La libertad de posesión de armas va en contra de la libertad de ir desarmado pero seguro. Los ciudadanos americanos se están quitando a sí mismos la libertad de desarmarse.
Mientras cualquiera pueda tener armas, las fuerzas de orden público no pueden garantizar la seguridad de los ciudadanos. Es como si toda norteamérica estuviera invadida por una horda inmensa de bandidos armados. Esa situación es un círculo vicioso, porque al sentirse indefensos, muchos norteamericanos intentan solucionarlo poseyendo un arma, con lo que contribuyen a agravar el problema.
Los norteamericanos, a diferencia del resto del mundo, tienen limitada su libertad de desarmarse. Las libertades se consiguen ejerciéndolas. Por su propio bien y por el de todos, espero que empiecen a ejercer el derecho a vivir sin armas.