miércoles, 21 de julio de 2021

Atolón flotante para refrigerar la Tierra

El cambio climático está llegando a un punto irreversible en el que el planeta seguirá calentándose aunque la humanidad dejase de emitir CO2, debido a fenómenos de retroalimentación positiva, como la disminución de la reflectividad de los polos por falta de hielo, o la liberación de metano al deshelarse el permafrost.


Ni siquiera estamos reduciendo nuestras emisiones, así que parece inevitable que lleguemos en pocos años a la situación en que no se puede volver atrás dejando de emitir. Entonces, para volver a enfriar el planeta hacen falta procedimientos que actúen rápido y a gran escala.


Imagino una solución, partiendo de los siguientes hechos:


- No hay nada tan grande a nuestro alcance, y que a la vez regule con mayor fuerza la temperatura del planeta, como la superficie del mar.

- El agua es un mal conductor del calor, de manera que el agua caliente, por tener menos densidad que el agua fría, se mantiene en la superficie de forma espontánea.

- La concentración de aguas superficiales cálidas crea y alimenta las tormentas tropicales.

- En una tormenta el aire húmedo que llega a capas altas de la atmósfera libera calor al espacio exterior. Esa pérdida de calor condensa el vapor de agua ascendido. Las gotas que caen sirven de núcleo de condensación a alturas menores. La condensación a alturas más bajas libera aún más calor y acelera la corriente ascendente.

- El agua caliente de la superficie circula horizontalmente con libertad, dispersándose por el océano, así que se concentra en raras ocasiones, por ejemplo cuando la radiación solar la calienta a mayor ritmo del que se dispersa el agua.

- El oleaje es una fuente de energía disponible en todo el oceano que mueve el agua superficial verticalmente, sin una dirección horizontal dominante.

- Hoy día transportamos grandes masas y estructuras por el mar, desde cargueros hasta enormes generadores eólicos flotantes, lo que demuestra que podríamos actuar a gran escala sobre una parcela marina tan grande como una tormenta tropical. 


La solución que propongo es:

Rodear una parcela de mar con vallas flotantes que hagan de válvula unidireccional gracias a su forma: con una pendiente suave por fuera y vertical por el lado interior, de modo que el agua del oleaje circule preferentemente hacia la parcela. Como este agua es superficial, es más caliente que la profunda. La concentración de ese calor en la masa de agua de la parcela, hasta la profundidad de la valla flotante, quizá sería suficiente para provocar una tormenta tropical permanente, que sería alimentada  constantemente por agua caliente de la superficie que le rodea gracias a las vallas, que actuarían como válvulas.


Para mantener las vallas en su sitio, frente al viento y las corrientes, se podrían usar motores movidos por generadores eólicos repartidos por la valla, que además aportarían energía eléctrica limpia y constante gracias a la tormenta sostenida.

El conjunto parecería un atolón artificial flotante, coronado por aerogeneradores en vez de palmeras.