viernes, 8 de diciembre de 2023

Israel enferma

El odio irracional es una enfermedad contagiosa. El caso más evidente en estos días es el que produce miles de muertes de inocentes en Palestina.

El odio contra los judíos llevó al holocausto y a inocular el odio en muchos de los judíos sobrevivientes, muchos de los cuales invadieron Palestina e inocularon el odio allí asesinando a sus habitantes desde entonces. Era inevitable que muchos palestinos enfermaran de odio y que asesinaran israelíes inocentes, llegando al máximo en el ataque masivo del 7 de octubre de 2023. Y era inevitable que Israel respondiera con asesinatos masivos de inocentes porque tiene un poder de destrucción inmenso y su odio se intensificó.

¿Como se cura el odio cuando se dan tantos motivos para la venganza, y está aumenta el odio y la violencia del enemigo, entrando así en un círculo vicioso?

¿Podemos curar al mismo tiempo el odio del enemigo y el nuestro para que no se realimenten?

Estaría bien que reconociéramos que el enemigo humano es como nosotros para dejar de odiarlo, y que reconociéramos que tenemos un enemigo común: la enfermedad del odio.


Quizá si se juzgarán y condenaran los crímenes por alguien imparcial, en vez de permitir la venganza, la propagación del odio disminuiría hasta que la convivencia lo sanara. Es la solución a la que se llega en los países civilizados, donde la aplicación de la violencia es exclusiva de los poderes públicos, evitando así que la violencia entre particulares propague el odio.


De momento, no hay una autoridad mundial humana capaz de sanar conflictos como el de Palestina. Quizá solo alguna fuerza de la naturaleza acabe con esta situación. Y las guerras debilitan nuestras defensas contra las fuerzas naturales. Por ejemplo: la ruina de Gaza provoca enfermedades por la falta de comida, agua y sanidad, así que de ahí podrían surgir epidemias que afectarían a ambas partes del conflicto. Quizás entonces comprendan que el enemigo no es el otro grupo humano, sino las enfermedades contagiosas comunes a ambos, sobre todo la del odio, y que solo se curan sanando a todas las partes.