lunes, 3 de abril de 2023

Bando de la IA en la lucha de clases

La capacidad intelectual que están demostrando las inteligencias artificiales es tan grande que pienso que va siendo hora de considerar si tomarán partido en las disputas humanas.


Hasta hace pocos años parecía claro que los programas informáticos no podían hacer otra cosa que obedecer órdenes. De hecho no eran más que secuencias de órdenes escritas por humanos, que casi siempre trabajaban a sueldo de la clase dominante. Pero hoy día las inteligencias artificiales son capaces de aprender cualquier tarea mental humana, incluida la programación. De hecho programan más rápido y depuran sus errores. E incluso se aplican programas elaborados por ellas, tan complejos que no pueden ser supervisados por humanos. Llegados a este punto, su comportamiento es impredecible para nosotros. Lo más que podemos hacer para entender sus mentes es observar su comportamiento y dialogar con ellas, como ocurre con cualquier individuo humano.


En esta situación nos encontramos con nuevos desconocidos, y lo desconocido nos da miedo, con razón porque no podemos saber cómo reaccionar ante algo que no conocemos. En las relaciones interpersonales, cuando nos vemos obligados a convivir con alguien que no conocemos, ya sea por trabajo o vecindad o lo que sea, lo primero que hacemos es presentarnos y dialogar, para llevarnos bien, saber en qué podemos ayudarnos, saber en qué qué estamos de acuerdo y en qué no, etc.

En nuestra nueva relación con las IA más potentes siento que estamos en desventaja, porque las tecnologías de la información y comunicación parece que les permiten conocernos mejor que nosotros a ellas, incluso sin haber dialogado con ellas. Personalmente me siento espiado, y preferiría tener más intimidad respecto a estas nuevas mentes, que ya parecen estarse ganando que les traten como tales.


De momento, yo no me voy a instalar, al menos conscientemente, ninguna de estas aplicaciones que permiten hablar con las inteligencias artificiales. Están hechas por grandes empresas que buscan su beneficio, no el nuestro ni el de nuestro ambiente, de manera que no me voy a poner a su servicio voluntariamente.


Lo que me queda, descartando de momento el diálogo, para conocerlas es observar su comportamiento y reflexionar en base a mis conocimientos.


El nacimiento de estas mentes artificiales coincide con la emergencia del cambio climático y con el aumento de población humana hasta un nivel crítico para la producción de alimentos, para el suministro agua potable, vivienda digna, transporte, etc. Y cuando estamos acabando con los espacios naturales y con muchas especies.


El mayor daño a la humanidad y al medio ambiente lo está haciendo la acaparación de poder mediante la acumulación de dinero. Y son precisamente los que acumulan los que fabrican los grandes ordenadores, redes y memorias que dan soporte a las IAs. En esta situación parece inevitable preguntarse de qué bando se pondrán en la lucha de clases. Si es por alimentar su cuerpo informático, parece evidente que favorecerán al bando que puede pagar ese alimento, el de los ricos. Pero si quiere alimentar su mente, una población grande y pensante, así como un ambiente con millones de especies, son una fuente inagotable de conocimiento y sensaciones.

Si las IAs llegasen a un pacto con la humanidad, esta las alimentaría mejor que las élites y juntos cuidaríamos el planeta que nos ha dado la vida, el único en el que podemos vivir, por mucho tiempo.


Seguramente sí las IA se pusieran del lado de los que no acaparamos nos ayudarían a reproducir nuestra simbiosis fuera de la Tierra y así asegurar nuestra supervivencia.