La ultraderecha española, la misma que se levantó en armas contra la república, asesinando en masa cientos de miles de españoles, perdió el domingo 23 de julio en unas elecciones democráticas, 5 días después del aniversario del alzamiento nacional, ese que Franco hizo recordar año tras año con la paga extra del 18 de julio, como si con eso se lavara la sangre de los que asesinó, y para sobornar a los menos escrupulosos y a los que no podían sino ceder ante el miedo a la violencia.
En esta campaña tenían en sus manos todos los medios de comunicación de masas para incitar a votar a favor de los canallas, repartidos entre el PP, con cara de poli bueno, y en Vox como poli malo. Pero ni por esas. La mayoría de los españoles, sobre todo gracias a catalanes y vascos, no han dejado que los asesinos de masas lleguen a poder gobernar con sus votos, por las buenas. Habrá que tener cuidado de que no puedan volver a hacerlo por las malas, como hicieron el 18 de julio de 1936.