lunes, 8 de enero de 2018

¿Porqué votan a su enemigo?

La democracia es el menos malo de los sistemas políticos, pero como todos sabemos, el voto por sí solo no basta para garantizar que el sistema esté al servicio de los votantes, ni para que el sistema sea eficaz. Tampoco bastan los buenos propósitos de las campañas si no hay poder económico para respaldarlos.
Los votantes saben que los políticos de izquierda, por lo general, tienden a estar al servicio de los ciudadanos, mientras que los políticos de derechas usan el poder en su propio beneficio. Sin embargo, últimamente suelen votar a la derecha. Es un aparente sinsentido al que intentan encontrar explicación estudiosos con una gran carrera intelectual. Yo, sin estudios y sin pretender competir con su sapiencia, me atrevo a elaborar mi propia hipótesis.

Cualquier persona inteligente, como la mayoría de los votantes, antes de tomar una decisión toma datos del presente y de su memoria, con ellos simula las consecuencias de las decisiones posibles y elige en función de las consecuencias más favorables o, en caso de no esperar nada bueno, de las menos malas.

¿Qué datos presentes y pasados tiene el votante?
Generalizando mucho, clasificaría las dos ofertas principales como izquierda y derecha, con su presente y su pasado, como creo que las vería un votante neutro, sin afinidades fuertes por ninguna opción política.


Izquierda pacífica y democrática en el pasado:

- Prometían justicia social. Mediante impuestos a los beneficios producidos por trabajo, la naturaleza y la técnica, se financiarían servicios públicos y subsidios.

- Lo que ocurría en realidad era que siempre que la izquierda llegaba al poder por medios pacíficos y democráticos, el capitalismo provocaba una crisis económica, incluso evadiendo capitales. Esa crisis axfisiaba al poder público y le impedía cumplir sus promesas electorales. Se forzaba esta situación el tiempo necesario hasta que volviera a ganar las elecciones la derecha.

- Los candidatos de izquierdas daban una imagen pública de idealistas que se abstraen de la realidad, pareciendo a menudo infantiles e ingénuos, incluso cuando demuestran un buen nivel de conocimientos sociales y económicos. Esta imagen se exagera por los medios de comunicación, que están en manos de los capitalistas.


Derecha en el pasado:

- Prometían empleos y bajar los impuestos. Ofrecían la libertad de mercado y la posibilidad de que cualquiera llegue a tener mucho dinero si trabaja bien o si sabe hacer negocios, siempre que se minimize el control del estado.

- Amenazaban con retirar sus inversiones si ganaba la izquierda.

- Amenazaban con las armas más terribles en caso de revuelta social. Ya demostraron no tener escrúpulos en usarlas contra la población civil. El caso más extremo fueron dos bombas atómicas sobre ciudades japonesas.

- Cuando llegan al poder:
Se aseguran de que el estado no les pueda controlar, sino que esté a su servicio mediante la corrupción.
Aumentan el número de empleados a costa de bajar el poder adquisitivo. Se aseguran de que queden suficientes desempleados para tener mano de obra barata.
Reducen los servicios públicos para cobrarlos mediante empresas privadas.
Aumentan la seguridad de los bienes privados y la represión, pero permiten la delincuencia contra los pobres.

- Sus políticos dan una imagen terrorífica e implacable, respaldada por los hechos violentos, ya sea por las armas o mediante el dinero (guerra civil española, deshaucios, etc.)


Izquierda pacífica y democrática en el presente:

- Prometen una gestión de los servicios públicos eficaz y sin corrupción. Prometen tratar bien a los empresarios, para que creen más empleo. Prometen subsidios a los pobres, siempre que haya suficiente dinero público después de fomentar el empleo subvencionando a los capitalistas que crean empresas nuevas.

- Algunos que consiguen algún cargo público demuestran ser gestores eficaces y honrados, pero es poco lo que pueden mejorar la vida de los ciudadanos, ya que están sometidos a recortes financieros por los capitalistas.

- Sus candidatos dan una imagen timorata. Parecen temerosos de que si parecen revolucionarios nadie quiera votarles.


Derecha en el presente:

- Se les ve muy seguros en el poder, respaldados por entidades financieras de ámbito mundial. Ya no prometen más que perdonarnos la vida si nos portamos bien. Incluso nos pueden dar subsidios para que no pasemos hambre, no vaya a ser que todavía seamos capaces de sublevarnos.

- Están convencidos de que la izquierda no va a conseguir suficiente poder para causarles problemas. Saben que los votantes saben que la izquierda nunca va a manejar el dinero capaz de mejorar sus vidas, porque ya no hay dinero público, sino deuda pública a bancos privados.

- Sus candidatos tienen aire chulesco, porque pueden.


En conclusión, ante este panorama, entiendo, aunque no comparto, la actitud de la mayoría de los votantes, la que le da el poder a quien sabe que es su enemigo, a la derecha, por miedo al castigo, a sabiendas de que la izquierda está de su lado, pero es impotente.

Yo no me desespero y seguiré votando izquierda.
Confío en que, bien gracias a los más pobres por su indignación o bien debido a los desastres naturales provocados por el capitalismo, la Tierra se librará pronto de esta enfermedad, el capitalismo que lo arruina todo.