Que la extrema derecha es un peligro constante para la paz mundial no requiere más pruebas que las que ha dado la historia, sobre todo en la guerra mundial que inició el nazismo.
Pienso que estamos en una situación de desequilibrio global extremo motivado por el enorme crecimiento de la población, el calentamiento global, la falta de cultura política, el dominio global y absolutista del capitalismo y el control telemático de las masas.
Ante este desequilibrio, los extremistas más despiadados, que ya ocupan el poder político, económico y militar en las mayores potencias mundiales, pueden verse tentados de reducir la población mundial mediante la violencia.
Deberíamos estar prevenidos y trabajar en alternativas al capitalismo que nos ha llevado a esta situación, en la cual es muy difícil que la Tierra siga alimentando a una población humana en contínuo crecimiento y que usa los recursos naturales de tal forma que no es posible reciclarlos a tiempo, sobre todo en el caso del carbono que liberamos a la atmósfera, que no vuelve al suelo al mismo ritmo.
Pienso que la mejor alternativa es el uso de los recursos locales mediante alta tecnología y mediante personal muy cualificado. Si la producción es local, se tiene mucho más cuidado de que los recursos no se agoten que cuando estos vienen de lejos, abaratados por un transporte movido por combustibles baratos, pero muy dañinos globalmente.
Estoy seguro de que la Tierra sería capaz de alimentar a una población varias veces mayor que la actual, si en cada lugar se viviera de recursos propios y los lugareños cuidaran su tierra.
Quizá sirva como prueba que, con muchísimas veces menos gasto material que vivimos en la Tierra se pretende que vivan los astronáutas en viajes largos y en las futuras colonias en otros planetas, sin otra fuente de energía que la radiación solar. Para ello se están desarrollando tecnologías de uso de recursos del lugar (ISRU, por sus iniciales en inglés), que también serían aplicables hasta en los desiertos más inhóspitos de este planeta.
Para llegar a un uso generalizado de tecnologías ISRU es imprescindible que la población esté muy formada.
El aumento en la formación científica, técnica y social de la población está demostrado que reduce la natalidad, porque las personas con mucha educación prefieren tener menos hijos, para poderles dar las condiciones de una vida más digna y para que disfruten más mediante la cultura.
Así que, de momento, aquí no sobra nadie, sino que falta educación, y falta cuidar de lo nuestro, del trocito de Tierra en que vivimos.