Ayer las mujeres, con su huelga feminista, demostraron cómo se trabaja por la sociedad.
No se trabaja por un mundo mejor con la sumisión, ni aumentando la riqueza de los ricos a costa de empobrecer más a los pobres, ni ejerciendo la fuerza contra los indefensos.
Los poderosos roban del trabajo de las mujeres pagándoles menos que a los hombres. Si les roban a ellas, o a los pensionistas, o a los enfermos, nos roban a todos. No nos hagamos falsas ilusiones con que el dinero que roban los ricos lo invertirán en nuestro bien. Eso sólo crea miseria. Lo que recortan de sueldos, pensiones y servicios públicos es dinero tirado que no vuelve de los paraisos fiscales.
Lo que produce bienes y bienestar no es la acumulación de dinero y poder a costa de los demás, sino el trabajo digno, la ciencia, la técnica y la cultura, que son patrimonio de la humanidad. Se produce gestionando mediante esa cultura, y con cariño, los bienes del planeta que compartimos con todos los seres vivos, y compartiendo jústamente los productos.
Las mujeres nos demostraron como se lucha por el bien común: exigiendo los derechos aunque haya que pararlo todo para que se escuchen sus justas exigencias.