miércoles, 17 de abril de 2019

Aerostato convertible zoomorfo

Elevarse en el aire es una meta que se ha alcanzado de dos formas: con velocidad o con flotación. Hay muchos ejemplos de elevación en el aire por velocidad en la naturaleza y en artefactos, desde el movimiento de las alas de los insectos hasta el movimiento de las turbinas y los gases de los reactores. En cuanto al uso de la flotabilidad, sólo recuerdo ejemplos artificiales, como el globo y el dirigible. Lo que no he visto es una combinación de ambos métodos en el aire, pero sí en el agua, donde los peces, mediante su vejiga natatoria y el movimiento de sus aletas, pueden cambiar de altura sin o con velocidad horizontal.

El levantamiento de grandes cargas en el aire requiere actualmente grandes superficies lisas para el despegue y aterrizaje de aviones cuya sustentación se basa exclusivamente en la velocidad de sus alas en relación al aire. Pienso que esa dependencia se podría evitar con el uso de aerostatos, pero estos son tan voluminosos que presentan mucha resistencia al aire, lo cual les impide alcanzar mucha velocidad y les hace inestables frente al viento. Pensando en ello, se me ocurre que un aerostato que pudiera cambiar de forma y volumen podría ser la solución para despegar en vertical sin apenas gasto de energía y, una vez en el aire, a medida que alcance velocidad, podría evitar la resistencia al aire reduciendo su volumen y tomando una forma aerodinámica. Aunque sé que es una solución difícil de implementar, quiero expresar una ocurrencia: El globo esférico para elevarse podría llevar dentro unos globos internos con forma aerodinámica y presión relativamente alta, que sólo se inflarían a medida que se eleva el globo y gana velocidad, a costa del gas del globo externo. Una configuración de pequeños globos con presión regulable rápidamente podrían actuar como músculos para mover las alas y la cola, impulsándo el artefacto a la manera silenciosa y eficaz en que lo hacen los animales en el aire y en el agua, evitando así las ruidosas y derrochadoras turbinas de los aviones actuales. Gracias a que estos aerostatos dispondrían de una enorme superficie se alimentarían de energía solar.

Me lo imagino a punto de despegar, inflándose como un enorme pez globo con pequeñas alitas y cola. Ascendería unos cientos de metros para evitar los obstáculos del suelo. Empezaría a aletear y, a medida que acelerase, su cuerpo se iría alargando y estrechando hasta parecerse al de una orca, o una mantaraya... Si la idea tuviera mucho éxito, veríamos muchos modelos de naves zoomorfas "nadando" silenciosamente por el cielo.