domingo, 9 de diciembre de 2018

Los ricos quieren guerras y caos. En vez de violencia démosles justicia y cárcel.


La violencia de las protestas en Francia me reavivan la convicción de que son los más ricos los que se benefician de las guerras y la certeza de que son los ricos quienes las promueven y empiezan.

Son los ricos la causa de los grandes problemas mundiales. Estamos en un planeta excepcionalmente bueno para vivir, con energía solar suficiente para cubrir las necesidades de una población decenas de veces superior a la actual, y además de forma sostenible, siempre que se usaran bien los conocimientos científicos actuales. Sin embargo los negocios de los ricos nos obligan a vivir trabajando para enriquecerlos más a costa del medio ambiente y a costa de la justicia social, quemando carbono, esquilmando recursos y compitiendo con sueldos miserables contra nuestros semejantes.
Cuando esa forma salvaje de vivir, extendida por todo el planeta, alcanza consecuencias catastróficas, mediante el calentamiento global, los ricos pretenden hacérselo pagar a quienes no pueden hacerlo: a los más pobres, como en Francia, donde Macron ha intentado poner nuevos impuestos a los combustibles.

La indignación de la población está justificada, pero tras la violencia que, aparentemente, es consecuencia inmediata de esa indignación, veo las intenciones de los ricos. Los ricos, al no poder solucionar el calentamiento global, y la escasez de recursos que trae consigo, sospecho que quieren promover una nueva guerra mundial con la que extinguir una buena parte de la población y someter bajo el terror a los supervivientes. Es la única manera en que pueden dominar ellos un mundo que se les ha ido de las manos. Las revueltas violentas les servirán a los ricos de excusa para usar la fuerza de las armas; y tienen suficientes armas como para exterminar la humanidad.
Los ricos saben que hay métodos pacíficos y leyes para quitarles el poder y encerrarlos en la carcel por sus crímenes contra la humanidad y contra el planeta, por eso su única salida victoriosa posible está en el caos y en la violencia global.

Dejemos de caer en sus provocaciones y pongamos orden, encerrando a los ricos donde tienen que estar, para que el resto podamos reparar con trabajo e inteligencia el planeta que nos da la vida.