Si, para entendernos, llamamos capitalismo a la acumulación obsesiva de dinero y poder por unos pocos a toda costa, sobre todo a costa del sufrimiento del resto de la población y de la degradación del medio; si observamos que el cambio climático y el empobrecimiento de la población nos ha llevado a tensiones, guerras, hambrunas y desastres naturales, entoces es evidente que el capitalismo es un mal de la humanidad que hay que curar urgentemente.
El capitalismo tiene ahora un control cási absoluto de la Tierra y posee casi todas las armas, incluyendo todas las armas nucleares. Si se intentara combatir por la fuerza, entraríamos en su terreno favorito, en el que los obsesos por el poder, entonces esos a los que les sobran las vidas ajenas, no solo no tendrían escrúpulos en masacrar a la población, sino que esa situación de enfrentamiento violento sería su ocasión ideal para asegurarse el poder y quedarse con los bienes de los muertos. Además, nunca acabaríamos con la tendencia de los humanos a imponerse sobre los demás, de modo que si venciéramos por la fuerza estaríamos dando excusas a los siguientes que se obsesionasen con el poder para que accedieran a él también mediante la violencia. Por esos motivos, y no por una crencia irracional en el pacifismo, pienso que hay que buscar medios pacíficos de curarnos del capitalismo.
Las soluciones tienen que ser pacíficas, pero tan rápidas como las revoluciones violentas, porque el calentamiento global se está acelerando y la física de la Tierra no va a tener en cuenta si estamos o no preparados. Será tan implacable como una roca que se nos cayera encima.
La primera solución que se me ocurre es descentralizar la energía que consumimos y tomarla directamente del Sol, sin intermediarios capitalistas que nos cobren por lo que la naturaleza pone, aunque sin ninguna intención, a disposición de todos. Para hacer posible esta solución sólo hace falta un poco de superficie y usar tecnologías ya existentes. Actualmente las tecnologías de captación de energía solar son caras, contaminantes en su fabricación, escasas y están dominadas por el capitalismo, que les pone precios exagerados para que sigamos dependiendo de sus negocios de suministro de energía. Estas tecnologías evolucionan lentamente hacia una mayor eficacia, menos material contaminante y menor precio. Pero su avance es demasiado lento como para que la población se autoabastezca a tiempo de frenar el calentamiento global.
Hay una alternativa a los paneles solares, que está disponible desde hace miles de millones de años: la fotosíntesis.
Los agentes de la fotosíntesis se fabrican sólos, grátis y rápidamente. Algunos, como las algas unicelulares y cianobacterias, se reproducen en proporciones inmensas en cuestión de horas en entornos sencillos, fáciles de automatizar, que sólo requieren de humedad, sol, y minúsculas cantidades de minerales grátis. Toda su materia se puede reciclar y, en un ciclo cerrado, se pueden recolectar y obtener energía, por combustión o por catálisis, combinando sus productos con con el oxígeno que estos seres liberan al aire a cambio del CO2 que captan de él. Los conocimientos y los materiales ya están disponibles. Quizá bastara con una campaña rápida de divulgación para que se exigiera la implantación de cultivos bajo cristal y centrales eléctricas locales, por orden de autoridades locales.
Otra propuesta, también destinada a independizarnos del capitalismo, consiste en divulgar el uso de la fabricación por adición, conocida por las impresoras 3D. El propósito es que la fabricación de los bienes se haga localmente, con las materias primas locales, adaptándose a los materiales disponibles incluyendo los reciclados, evitando así la dependencia de las grandes industrias y ahorrando energía en extracción de recursos y en transporte. Es un objetivo a largo plazo, ya que requiere de alta tecnología que es suministrada a través del capitalismo, que pondrá todos los obstáculos posibles, sobre todo con precios altos, para que estas tecnologías no les hagan competencia a sus industrias y distribuidores. Se daría un salto definitivo cuando incluso los dispositivos de fabricación aditiva se pudieran producir a nivel local, mediante los primeros disponibles, casi como se reproducen los seres vivos.
Una propuesta monetaria que se podría aplicar inmediatamente, dejando buena parte del capitalismo fuera del mercado: cortar el suministro a las grandes entidades bancarias privadas. Esto es, dejar de pedirles préstamos, sacar de ellas nuestros ahorros, invertir los ahorros prestando diréctamente a los ayuntamientos para que mejoren los servicios de nuestros pueblos y ciudades.
Por último, en esta reflexión de cómo liberarnos del capitalismo, una propuesta política: usar todos los medios de comunicación para desengañar a la población que hasta ahora vota a sus enemigos: Los populistas de derechas al servicio del capitalismo.