Tras perder la primera guerra mundial, Alemania se vio obligada a compensar a los paises que ganaron. Esa compensación era imposible y llevó a Alemania a pedir préstamos que tampoco podría pagar. El odio a sus acreedores fue aprovechado por los nazis para enfurecer a muchos alemanes y para ponerlos de su lado. Quizá este fue uno de los factores principales para que Hitler llegara al poder y para que Alemania empezara a tomarse por la fuerza los recursos de otros paises, invadiéndolos.
De ninguna manera pretendo justificar las agresiones nazis, sino entender aquella situación para prevenir de que se puede repetir. En este momento hay muchísimos paises con deudas impagables a capitalistas y a banqueros que acaparan la mayor parte del dinero mundial, impidiendo la función del dinero, que es facilitar el intercambio de bienes y servicios. Me pregunto cuanto tardará en surgir en alguno de los países endeudados un lider violento que reuna con arengas populistas las fuerzas de la población enfurecida por la pobreza, y por la falta de ayudas sociales del estado, debido a que está tan endeudado que no puede atender los servicios sociales.
La acumulación de capital está aumentando la tensión social, del mismo modo que una presa cerrada aumenta el nivel de agua de un embalse, y con ello la presión, hasta que desborda catastróficamente. Si los que acumulan no liberan el dinero, si el dinero no fluye por la población, la tensión social crece, y no hay duda de que esa tensión acabará por liberarse.
El que la tensión social se libere suamemente o brúscamente está en manos de los que la provocan acumulando dinero. Por su propia seguridad les conviene dejar de retener el dinero, al menos pagando impuestos justos en los mismos territorios de donde extraen recursos humanos y naturales; así como perdonando a los estados sus préstamos especulativos y forzados.