Ante el problema del exceso de consumo energético de la humanidad cabe imaginar muchas soluciones, algunas tan obvias y temibles como el descenso forzado de la población.
Mantener la población actual en condiciones de vida dignas y a la vez mantener las condiciones medioambientales que nos han dado la vida son incompatibles con un consumo de energía innecesario, por ejemplo el que realizan máquinas enormes que extraen recursos remotos y el consumo de los vehículos que transportan esos recursos y a las personas.
La solución que me parece más razonable sería aplicar la regla tan conocida de las tres erres: Reducir, reutilizar y reciclar. Estoy seguro de que hay conocimientos suficientes para sustituir la extracción de recursos remotos y el transporte por el consumo y el reciclado de recursos locales, mediante el uso exclusivo de energías renovables, y estoy seguro de que se sabe cómo aumentar la durabilidad de los bienes no consumibles para reutilizarlos al máximo.
La robótica miniaturizada está en condiciones de ayudarnos a aplicar esta solución. Por ejemplo: se puede hacer minería a escala microscópica imitando a los hongos del suelo y las raices de las plantas. Se puede fabricar a pequeña escala, personalizada, mediante robots similares a las impresoras 3D. Se pueden reciclar los deshechos mediante complejos laboratorios miniaturizados. Esta forma descentralizada de producir bienes y reutilizar recursos tendría efectos beneficiosos tanto al medio ambiente local como al global, porque apreciaríamos más el entorno donde vivimos si vemos que lo que necesitamos está ahí mismo, a nuestra vista y bajo nuestro cuidado.
No hay motivos prácticos para no descentralizar la producción de bienes y servicios. Los obstáculos los pone la ambición de poder y dinero de unos pocos. Para esa ambición es imprescindible que dependamos de los poderosos, que todo deba pasar por sus manos, aunque la sociedad y el planeta se arruinen.
Creo que va siendo hora de que se pueda elegir democráticamente el uso que se hace de los recursos naturales y de la robótica. Si no les quitamos la exclusiva de la gestión de los recursos y la producción a los más ricos, por las buenas, con el mínimo esfuerzo y cuanto antes, las consecuencias catastróficas del calentamiento global nos obligarán a hacerlo por las malas dentro de poco.