jueves, 19 de julio de 2018

Ventajas ambientales del mínimo esfuerzo

El hecho de que el ser humano sea un animal musculado condiciona nuestra vida por la necesidad de mantener activos nuestros músculos. Aunque apenas quedan trabajos en los que sea necesario el esfuerzo físico, aunque tuviéramos aseguradas nuestras necesidades de alimento, sanidad y educación sin movernos de casa, necesitamos movernos para estar sanos, para que podamos seguir como somos: musculados. Pero ¿puede nuestro planeta soportar más de 7000 millones de animales grandes, de más de 50kg en promedio, gastando agua y alimentos sin parar, transportados lejos a diario, con el consiguiente consumo de energía? Ante la evidencia del calentamiento global sólo cabe una respuesta: No.

Ante el problema del exceso de consumo energético de la humanidad cabe imaginar muchas soluciones, algunas tan obvias y temibles como el descenso forzado de la población.
Mantener la población actual en condiciones de vida dignas y a la vez mantener las condiciones medioambientales que nos han dado la vida son incompatibles con un consumo de energía innecesario, por ejemplo el que realizan máquinas enormes que extraen recursos remotos y el consumo de los vehículos que transportan esos recursos y a las personas.

La solución que me parece más razonable sería aplicar la regla tan conocida de las tres erres: Reducir, reutilizar y reciclar. Estoy seguro de que hay conocimientos suficientes para sustituir la extracción de recursos remotos y el transporte por el consumo y el reciclado de recursos locales, mediante el uso exclusivo de energías renovables, y estoy seguro de que se sabe cómo aumentar la durabilidad de los bienes no consumibles para reutilizarlos al máximo.

La robótica miniaturizada está en condiciones de ayudarnos a aplicar esta solución. Por ejemplo: se puede hacer minería a escala microscópica imitando a los hongos del suelo y las raices de las plantas. Se puede fabricar a pequeña escala, personalizada, mediante robots similares a las impresoras 3D. Se pueden reciclar los deshechos mediante complejos laboratorios miniaturizados. Esta forma descentralizada de producir bienes y reutilizar recursos tendría efectos beneficiosos tanto al medio ambiente local como al global, porque apreciaríamos más el entorno donde vivimos si vemos que lo que necesitamos está ahí mismo, a nuestra vista y bajo nuestro cuidado.

No hay motivos prácticos para no descentralizar la producción de bienes y servicios. Los obstáculos los pone la ambición de poder y dinero de unos pocos. Para esa ambición es imprescindible que dependamos de los poderosos, que todo deba pasar por sus manos, aunque la sociedad y el planeta se arruinen.

Creo que va siendo hora de que se pueda elegir democráticamente el uso que se hace de los recursos naturales y de la robótica. Si no les quitamos la exclusiva de la gestión de los recursos y la producción a los más ricos, por las buenas, con el mínimo esfuerzo y cuanto antes, las consecuencias catastróficas del calentamiento global nos obligarán a hacerlo por las malas dentro de poco.