jueves, 5 de abril de 2018

La masa central de la Via Láctea parece pequeña

Nuestra galáxia, como gran parte de las que podemos observar, está en rotación en torno a un núcleo, en el centro del cual hay un agujero negro supermasivo (yo sospecho que un agujero negro es un anillo compuesto de luz que gira indefinidamente por el horizonte de sucesos, pero eso es para desarrollarlo en otra ocasión). Ese agujero tiene una masa de millones de soles, a juzgar por la velocidad a que gira la materia a su alrededor. Aunque parezca una masa enorme, en comparación con la masa observable de la galáxia, de cientos de miles de millones de soles, resulta minúscula.
La rotación de las galáxias es tan veloz que su fuerza centrífuga supera con mucho la gravedad de la masa observada en ellas. Esta es la razón por la que los científicos suponen que debe haber aproximádamente cinco veces más materia oscura que la materia ordinaria, la que interacciona por otros medios distintos de la gravedad y que la hacen observable sobre todo por electromagnetismo, esto es: por luz de cualquier longitud de onda, desde campos magnéticos estelares hasta rayos gamma.
Comparando la rotación de un sistema solar con la de una galáxia, veo una diferencia muy llamativa en la relación de masas entre el cuerpo central y el resto del sistema. Mientras que en un sistema solar casi toda la masa está en el cuerpo central, en una galáxia la mayor parte de la masa está, aparentemente, en el resto del sistema, con mucha diferencia. Pero la velocidad de giro de las zonas periféricas corresponde a una gravedad varias veces mayor que la suma de la gravedad de los objetos observables.

Hay un fenómeno que me hace pensar que en el eje de las galáxias en rotación puede estar la masa "oscura" que falta para atraer por gravedad la materia visible, compensando su velocidad de giro. Este fenómeno se llaman chorros relativistas. Cuando cae un objeto hacia el agujero central, la destrucción de su materia produce una radiación muy intensa, parte de la cual se emite por un par de conos opuestos muy estrechos, con el vértice en el núcleo de la galáxia. La radiación en el eje de los conos debe de ser muy coherente e intensa, porque en el breve tiempo que este eje apunta hacia nosotros desde una galáxia muy lejana, su brillo supera con mucho el de la galáxia, aparentando una explosión, es lo que ocurre cuando observamos un blázar, y quizá en los quasar.
Como sólo podemos observar los chorros relativistas en casos que quizá sean excepcionales, mientras que en el resto del tiempo permanecen invisibles para la galáxia que los produce, se me ocurre que podrían ser un buen candidato como materia oscura si contuvieran mucha más masa de la que se les ha supuesto hasta ahora, que podría multiplicarse debido al efecto relativista de su velocidad, cercana a la de la luz.
Podrían estar compuestos de una materia neutra eléctricamente que fluyera como en un chorro vertical de una fuente, ascendiendo muy colimada y que cayera sobre la galáxia en un área más amplia. Como su velocidad es enorme, la mayoría de su masa, distribuida a lo largo del chorro, alcanzaría una altura comparable al radio de la galáxia. Hay imágenes similares de algunos de estos chorros, quizá producidas por su encuentro excepcional con materia ordinaria.

Quizá la gravedad de estos chorros cási invisibles sería suficiente para explicar la cohesión de las galáxias en rotación que no parecen tan masivas.

De momento, no hay una explicación comunmente aceptada e indiscutible para la existencia de los chorros relativistas. Se me ocurre una:
El toroide de materia que hay en torno a un agujero central gira a una velocidad enorme, de una fracción importante de la velocidad de la luz. Supongo que qualquier materia exterior que se sumergiera en ese toroide sufriría choques a tal velocidad que sería destruida inmediatamente y se convertiría en radiación. Como la concentración de masa del toroide es muy grande, quizá sea opaco a esa radiación. La parte de esa radiación dirigida hacia fuera frenará el polvo que es atraido por gravedad, de manera que se formará, en un radio mayor que el del toroide, una barrera de polvo y gas. Entre el toroide y la barrera quedaría un canal semivacío, que permitiría evacuar radiación perpendicularmente al plano de la galáxia. Quizá ese canal podría contribuir en gran medida a los chorros relativistas. La cara interna del toroide podría mantenerse fría, porque parte de su radiación caería hacia el agujero central y otra parte escaparía por el espacio entre el agujero y el toroide. Una vez enfriada esa cara, apenas caería radiación hacia el agujero.

Quizá ese toroide actúe cimo una barrera capaz de impedir que la materia y radiación de la galáxia alcance el agujero y que este crezca sin control.

El conjunto formado por el agujero, el toroide y, sobre todo, los chorros tendría suficiente masa para no ser perturbado por las irregularidades en la distribución del resto de masa de la galáxia. Supongo que de no ser así, un agujero tan poco masivo se podría acercar peligrosamente a zonas masivas, produciendo tanta actividad que sería catastrófica para la vida en toda la galáxia. La estabilidad de la vida en nuestro planeta podría ser una prueba de que ese agujero no se ha movido apenas desde hace varios miles de millones de años, quizá gracias a unos chorros más masivos que el resto de la galáxia.