Intento imaginar como será la humanidad tras la sacudida que nos está dando la pandemia de covid-19 que estamos viviendo. Aunque soy consciente de que es tan difícil hacerse una idea, siquiera aproximada, del presente, que cualquier predicción del futuro tiene muy pocas probabilidades de éxito.
Empezaré por un breve repaso de como veo la situación ahora y de como hemos llegado a ella.
Una mutación, de las innumerables que ocurren en todos los virus contínuamente, ha hecho que uno que infectaba animales (murciélagos) prolifere con extrema facilidad en humanos, provocando la muerte en una parte importante de los infectados, quizá hasta un 5%. La rapidez con que se ha propagado, seguramente debido al transporte aéreo, ha obligado a ponerse en cuarentena, casi simultáneamente, a la mayoría de la población mundial, a cerrar las fronteras, a reducir cási a 0 el transporte aéreo de pasajeros y a paralizar gran parte de los trabajos que requieren presencia humana, incluida mucha de la recolección de fruta y verdura.
La producción se ha paralizado, no sólo por prevención del contagio, sino por la interrupción del suministro de recursos remotos. Muchos de los recursos necesarios para trabajar no se producen localmente porque resulta más barato comprarlos lejos, incluyendo el precio del transporte, gracias a lo bajos que son los precios de los combustibles. Por cierto que su quema nos ha llevado a un calentamiento global que se está acelerando tanto que en pocos años no podremos revertirlo aunque dejemos de quemar, debido a otros cambios ambientales provocados por el calentamiento que lo realimentarán, como es la fusión de los hielos polares.
Es inevitable que haya enfermedades infecciosas nuevas, que pueden surgir en cualquier lugar del mundo por mutaciones en patógenos de animales o en patógenos de humanos. Lo que sí podríamos prevenir es que propaguemos con mucha facilidad el contagio, de modo que los científicos tengan tiempo de remediar la enfermedad antes de que llegue a formar una pandemia.
También es evitable nuestra dependencia de casi todos los productos remotos, ya que en buena parte son consumibles cuya materia se puede reciclar localmente una vez consumida.
La energía necesaria para el reciclado y la producción local no tiene porqué venir de combustibles extraidos lejos, sino que podemos tomar una pequeña parte de la energía solar que llega, con enorme potencia, a todas las zonas habitadas de la Tierra: aproximádamente un kilovatio por metro cuadrado.
La combinación del peligro de contagio, la dependencia de recursos remotos y el calentamiento global, en mi opinión, nos abocan a una solución, a la que no veo alternativa: la producción local mediante materiales reciclados y energía solar.
La independencia de recursos ajenos no puede ser total todo el tiempo porque las circunstancias varían, pero se puede paliar la falta temporal de recursos con reservas, y con ayuda externa en situaciones de emergencia.
Si surge una epidemia en una zona, cuando hay reservas locales, y hay ayuda externa para soportar la cuarentena, se puede extinguir la epidemia en la zona del primer brote con un coste mínimo para la humanidad, a diferencia de lo que está ocurriendo con la pandemia de covid-19, que ocurre cuando no hay reservas ni solidaridad, y cuando vivimos con interdependencia absoluta en cuanto a productos y servicios esenciales, a escala global.
Usar la energía solar, o la eólica derivada de ella, es muy urgente para evitar el punto irreversible del cambio climático, pero no tenemos tiempo de producir suficientes paneles solares artificiales y aerogeneradores. Sin embargo, disponemos de paneles solares que se fabrican solos: los organismos con fotosíntesis: desde las cianobacterias que se multiplican en horas hasta algunos árboles que crecen durante milenios. Además, tenemos conocimientos de sobra para aumentar la producción de estos organismos rápidamente, sobre todo de los más pequeños, con el mínimo de gasto en materiales, estructura y mano de obra. Para mí la solución ideal sería la fertilización del mar y la recolección del excedente de fitoplancton que resulte. Esta materia orgánica podría sustituir al petróleo, al tiempo que absorbería el exceso actual de CO2.
Fertilizar el mar puede ser fácil, quizá bastaría con esparcir lodo del fondo marino sobre la superficie aprovechando los trayectos transoceánicos de los barcos cargueros.
Convertir esa materia orgánica en los productos que salen de una refinería de petróleo "solo" requeriría reformar las refinerías. No es poco, pero sería mucho más factible a corto plazo que adaptar el mercado que consume esos productos.
De esta manera el CO2 que produjeran nuestras máquinas se habría extraido previamente de la atmósfera mediante fotosíntesis, no como ahora, que se añade a la atmósfera a partir del carbono extraido de las profundidades de la Tierra.
A partir de este somero análisis, me imagino tres futuros alternativos resumidos:
1) Si estuviera de acuerdo a mis propuestas:
- A corto plazo (10 años): Reducir el transporte, aumentar la producción agrícola local abonando con materia reciclada, fertilizar el mar y usar su fitoplancton en lugar del petróleo.
- A medio plazo (20 años): captar energía solar localmente, tanto por vegetación como artificialmente, producir lo esencial localmente, tanto bienes como consumibles, mediante reciclado total, y reducir al mínimo el transporte.
- A largo plazo (50 años): Restablecer los ecosistemas que nos dieron la vida y permitieron la evolución hasta lo que somos.
- A muy largo plazo (100 ó 150 años):
Sembrar la vida terrestre en colonias lunares y en Marte.
2) Mi hipótesis más pesimista:
- A corto plazo (1 año): en cuanto acabe la pandemia actual se intentará volver a la situación anterior, de manera que habrá otras pandemias, de coronavirus o lo que sea, más graves, que pararán la producción y el comercio.
- A medio plazo (5 años): Como no tendremos reservas y dependeremos de recursos remotos ya agotados o que no se pueden mover por causa de las cuarentenas o de la escasez, morirá una parte importante de la humanidad (entre un 20% y un 70%, por poner algo) no sólo por enfermedades y escasez diréctamente, sino también por guerras para robar recursos (alimento, agua, tierra cultivable). En la guerra se usan máquinas que usan combustibles en gran cantidad, de manera que las emisiones de CO2 se multiplican. El calentamiento global se acelera y llegamos a un estado irreversible antes de lo previsto.
- A largo plazo (en menos de 20 años):
Se dan las consecuencias del calentamiento global que se preveían para finales de siglo: Derretimiento de los casquetes polares, inhundación de grandes áreas costeras, clima muy extremo, con huracanes muy frecuentes a latitudes altas. Desertización de las zonas ecuatoriales. Vulcanismo mucho más intenso, etc.
El terreno cultivable y habitable se reduce tanto que sólo puede sobrevivir un tercio de la población actual, y en condiciones miserables en su mayor parte.
Casi todas las especies animales mayores que un conejo han sido exterminadas por la caza debido a las hambrunas.
Los científicos y técnicos se han reclutado para servir a la guerra. Los que se resistieron a ello fueron ejecutados.
- A muy largo plazo (50 años) : Ninguna potencia ha conseguido el dominio del planeta. La humanidad está dividida en pequeños estados enfrentados permanentemente, encerrados en ciudades fortificadas. En el territorio entre ellas la fauna y la flora comienzan a recuperarse.
3) Hipótesis que veo más probable:
- A corto plazo (hasta 10 años después): Tras la pandemia, las grandes empresas intentan recuperar la situación anterior a costa de dinero público. La población exige que el dinero público se dedique a alimentar y mantener sanos a todos. Tras protestas masivas, los estados se ven obligados a tomar el control de las empresas de producción y distribución de alimentos, medicinas y otros productos esenciales, garantizando su acceso a la población mediante precios asequibles y salarios subvencionados.
Los paises con más recursos naturales aumentan los impuestos a la exportación. Esto obliga al resto a financiar la producción local.
Se reduce el consumo de productos supérfluos importados.
El calentamiento global sigue progresando, pero a menor ritmo.
Los líderes religiosos pierden poder, entre otros motivos porque el confinamiento de la pandemia ha permitido que los fieles reflexionen a solas, sin la presión de las reuniones de sus sectas.
- A medio plazo (en 20 años): La experiencia de la pandemia y el aumento de desastres meteorológicos ha concienciado a la población de la necesidad de tener en cuenta las predicciones científicas, incluido el cambio climático. Los estados se ven obligados a invertir más en energías renovables y a tomar el control directo de la producción y distribución de energía. Se recupera una parte de las áreas naturales degradadas.
Las deudas de los estados a los bancos, que obstaculizaban la función social de los estados, se anulan nacionalizando los los bancos, tras manifestaciones multitudinarias contra los banqueros.
- A largo plazo (entre 20 y 50 años):
El calentamiento global se acerca al punto irreversible. La humanidad trabaja intensamente por frenarlo. La agricultura está tecnificada al máximo con objeto de que dañe lo mínimo posible al clima global. Se empiezan a fertilizar amplias zonas desérticas del océano para absorber de la atmósfera el exceso de CO2 y para producir alimentos sin dañar la Tierra.
- A muy largo plazo, con bastante suerte:La humanidad sigue luchando contra el cambio climático, las epidemias y otras catástrofes naturales, pero luchan menos entre sí. Se ha vuelto a vivir en pequeñas comunidades rurales. Los pueblos son pequeños, autosuficientes y están comunicados con todo el mundo.