Los genocidas, y sus cómplices, nos amenazan a todos.
Cuando alguien usa el poder de las armas para arrebatar a otros su país y su vida, se pone enfrente de toda la humanidad. Como el genocida sabe que por cometer genocidio se gana innumerables enemigos, se arma todo lo que puede y ataca a todo el que se oponga a su comportamiento criminal, aunque solo sea criticándolo. Entra en un círculo vicioso de defensa y ataque que puede extenderse por todo el mundo, como comprobamos en las guerras mundiales del siglo pasado.
La solución es muy difícil y requiere el compromiso de todos. Cuanto antes nos comprometamos en unirnos contra los genocidas, menores serán las consecuencias. No podemos esperar a que se produzca otra guerra mundial, porque está vez sería mucho peor debido a que la capacidad de las armas actuales, sobre todo las nucleares, es inmensa.