La reacción de solidaridad para recuperarse de la pandemia de covid19 por parte de la gran mayoría de paises de la Unión pienso que puede fortalecerla, y prepararla para una emergencia mucho mayor: el calentamiento global. Sin embargo, Europa, como todo el mundo, tiene un gran obstáculo que superar para ser eficaz: la ultraderecha que consigue gobiernos mediante el populismo y la compra de votos. Es la ultraderecha, que trata a los pobres, a los que no sirven a su economía del acaparamiento, la que ha obstruido las negociaciones para el fondo de recuperación de los efectos económicos de la pandemia. A pesar de ellos se llegó a un acuerdo, pero hubo que compensarles con cobrarles menos de su cuota y dándoles el poder de frenar la entrega de ayudas a un país si las reformas (recortes sociales) que haga no les parecen suficientes.
Es necesario frenar el poder de la ultraderecha. Ceder ante ellos para llegar a acuerdos no los hace más pacíficos, sino que les da más motivos para imponerse y agredir a los débiles. Lo debimos aprender con Hitler, al que se intentó apaciguar con acuerdos de no agresión a pesar de sus primeras invasiones, con consecuencias que debieron quedar en la memoria de la humanidad para siempre.
Si la Unión Europea controla a los nuevos nazis, que gobiernan esos países que eufemísticamente llaman ahora "frugales", que chantajean al resto de Europa con amenazas, de momento económicas, pero que llevarían a muchas muertes por pobreza y falta de asistencia sanitaria, veo posible que se tomen decisiones de gran magnitud para defendernos de catástrofes globales. Decisiones como dejar de emitir CO2 a la atmósfera, e incluso retirarlo, dando trabajo en tareas útiles para el medioambiente a los que perdieron su empleo o su negocio por la pandemia en tareas prescindibles como el turismo o el deporte espectáculo. No serán suficientes, porque Europa sólo es una pequeña parte de la humanidad, con poco efecto directo en el calentamiento global o en una pandemia, pero estas decisiones pueden ser un ejemplo que conduzca al resto de países a actuar en la dirección eficaz, sin dejar de respetar los derechos humanos. Si no, se impondrá la eficacia económica mediante autoritarismo, a costa de la vida de millones y a costa de perder libertad. No faltará quien lidere por la fuerza, siguiendo el ejemplo de China.