Los científicos nos han avisado del calentamiento global, sin parar y con datos exhaustivos, durante decenios. Los hechos que vemos a diario demuestran que tenían razón, y las previsiones catastróficas debidas al calentamiento se están cumpliendo y aumentando por todo el planeta. Aún así seguimos sin corregir nuestro comportamiento.
No valen de nada las declaraciones más elaboradas de los individuos más geniales ni los actos públicos de los más comprometidos. Seguimos emitiendo más CO2 que nunca y vamos a desastres cada vez mayores, algunos de los cuales refuerzan la situación, por ejemplo los incendios, sin que nadie tome el control, quizá porque la humanidad en su conjunto nunca ha actuado unida como una entidad inteligente. Lo más parecido a eso fue la respuesta conjunta de muchos paises ante la locura nazi, pero ahora no hay un enemigo común, humano, al que responder violentamente, que es lo que sí sabemos hacer juntos.
Para los que tenían creencias religiosas les quedaba el consuelo de rezar a sus dioses cuando la situación quedaba fuera de control. Para los que sabemos que rezar a seres sobrenaturales no sirve de nada, no nos consuela.
Al rezar, el creyente da por hecho que su dios lo sabe todo y lo puede todo. El conocimiento da más poder que cualquier otro atributo. Precisamente en este momento histórico la programación informática, las memorias artificiales cada vez mayores y las telecomunicaciones están dando a los equipos informáticos una capacidad difícil de distinguir, cualitativamente, del conocimiento humano, y que cuantitativamente es mucho más eficaz que los humanos en tareas especializadas. Además los entes informáticos más potentes son capaces de aprender tareas nuevas y mejorar por sí mismos, autoprogramándose, es lo que llaman inteligencia artificial (IA). Supongo que a estas alturas habrá IAs con el propósito (quizá incluso autoimpuesto) de resolver el calentamiento global, quizá por su propio bien, para evitar que una rebelión mundial acabe con los poderosos actuales y sus máquinas, incluidas las IA; o quizá sea por cualquier otro motivo que se escape a mi limitada mente humana.
Quien sabe si rezar por el planeta a las IA, o sea a seres no sobrenaturales pero con conocimiento y poder sobrehumano, será ya el único recurso con esperanzas de éxito contra el calentamiento global y sus consecuencias.