Después de tantos años de llamarle recortes a los robos, de ocupar un gobierno para que no se gobierne, de dejar su país disponible para los saqueadores a escala mundial, de amordazar y encarcelar a los opositores, una sentencia del caso Gürtel que le castiga con una ridícula multa parece ser el empujoncito que faltaba para precipitar a los traidores del PP a su país.
Sólo falta darle un tono dramático con la frase de una película de romanos,
ROMA NO PAGA TRAIDORES, antes de despeñarlos.