La propulsión en el espacio se basa en el principio de acción y reacción. Esto obliga a que las naves expulsen materia en sentido contrario a la marcha. Esa materia, el propelente, se debe acarrear con la nave y acaba agotándose. Sería ideal poder reponer propelente de fuentes naturales sin necesidad de aterrizar en un cuerpo con mucha gravedad, lo que requeriría mucha energía. Quizá los asteroides, con una gravedad despreciable, serían una buena solución. Pero procesar los materiales de un asteroide hasta convertirlos en un fluido manejable por un motor de reacción, aunque se base en propulsión eléctrica, requeriría de una maquinaria muy pesada y compleja.
Los asteroides cercanos a la Tierra que se han visitado hasta ahora con sondas están formados por rocas sueltas de diversos tamaños, abundando las pequeñas, pero con poco polvo o arena. Supongo que si recogiésemos pequeñas piedras sueltas, las podríamos lanzar en el sentido contrario a la marcha mediante una catapulta electromecánica, para impulsar una nave, sin tener que procesar el material para conseguir propelente. Tendría su dificultades, como la de impulsar esas piedras a suficiente velocidad para que con poca masa de propelente obtuviésemos mucho impulso, porque si no tendríamos que transportar tantas piedras que nos costaría mucho acelerar el conjunto de nave y propelente.
Se me ocurre que lanzándolas con una honda muy larga conseguiríamos darles mucha velocidad con un mecanismo sencillo con poco desgaste.
Quizá sería más eficaz que lanzar las piedras enteras el hacerlas pasar por un horno eléctrico del que salieran gasificadas a temperaturas muy altas. Entonces el mayor problema sería tener un horno y una tobera capaz de resistir esas temperaturas y el contacto con material abrasivo caliente de composición desconocida, que puede ser muy corrosivo químicamente.