Durante la etapa de gobierno del PSOE desde que Pedro Sánchez fue puesto en el gobierno por los partidos de izquierdas, sobre todo por Podemos, ha hecho algo de política de izquierdas, como subir el salario mínimo a 900 € o no bajar las pensiones, porque necesitaba el apoyo de esos partidos. Desde que ganó las elecciones generales y Podemos perdió buena parte de sus votos, Pedro Sánchez insiste en gobernar en solitario, como si fuera autosuficiente, y se ve para donde recula. Va camino de olvidar las políticas sociales prometidas en cuanto sea investido presidente y hará caso de los que tienen el poder económico sin necesidad de votos: los propietarios de las grandes empresas que no tienen patria ni respeto a la Tierra.
El PSOE de ahora corre el riesgo de volver a ser el que era cuando perdió la confianza de los electores, el de las elecciones de 2011, en las que la gente eligió el original, el partido de derechas, el PP de Rajoy, en vez de un partido que se llamaba socialista pero que copiaba las decisiones de la derecha cuando estaba en el poder. Quizá queden lejos unas nuevas elecciones,... o quizá no, pero creo que a los dirigentes de ese partido no les convendría olvidar que no se les votó por ser una copia del PP, sino para echar al PP y para que hiciera un servicio a la sociedad, o sea que actuase como socialista, no para que sirviera al club de ricos al que servían el PP de Rajoy y el PSOE del segundo mandato de Zapatero.